AQUÍ Y AHORA COMO RECURSO DE BIENESTAR

Una de nuestras miembras activas nos comparte sus sentipensares sobre el bienestar como decisión y acción propia en el contexto acutal.


El proceso de pandemia mundial ha llegado a mi vida como un curso al que no me inscribí pero en el que tengo que presentar tareas diarias y proyectos semanales para los que nadie me dio las instrucciones. Ante tanta incertidumbre he aprendido que el mejor recurso que poseo es el presente. La importancia de estar en el presente no solo para vivir en paz sino para reconocer cuándo algo no es o no trae paz, y cambiarlo.

Me he valido del reconocimiento de las emociones. Aprendí que las emociones son un lenguaje, es la forma más primitiva de comunicación entre nuestro inconsciente con nuestro cerebro consciente. Entender la felicidad como un mensaje de nuestro interior como de que donde estamos nos sentimos bien, entender la tristeza como la forma de comunicar duelo por una pérdida, ausencia, falta de… entender el enojo como la necesidad de cambio, la señal de que donde estamos no estamos cómodas y debemos movernos, activar hacia un lugar donde ese enojo no predomine. Así con todas las emociones.

Todo esto ha sido un proceso de validación personal y autoaceptación incondicional, entenderme como ser humana vulnerable, en un lugar en donde el único recurso que tengo a disposición verdaderamente es mi cuerpo, mis decisiones, mis pensamientos y construir a partir de ahí para crecer. Abrazar mis emociones pero no solo quedarme ahí, sino hacer algo al respecto, activar, movilizar mi energía hacia donde se sienta bien, no dejarla estancada en donde no fluye.

Fluir implica aceptar que de pronto nuestras expectativas van acorde con la realidad y que no estamos alineando nuestro proceso con nuestros ideales. Reconocer el valor de mi energía como recurso de inversión, que debe ser utilizado de forma cautelosa, estratégica de acuerdo a lo que quiero, a lo que me trae paz. Me rehuso a continuar invirtiéndome en donde mi energía no construye, o se desperdicia.

Me miro al espejo, me pongo lentes de amabilidad antes de dejar que los juicios predominantes de mi mente hablen. Me observo, aquí y ahora, agradezco por todo lo que he vivido, por todo lo que he hecho, por todo lo que soy al día de hoy. Prometo hacerme bien, prometo cuidarme, prometo no hacerme daño.

Veo más allá de mi cuerpo físico, veo ganas de estar bien, ganas de sanar, ganas de crecer. Dejo ir el peso de todo lo que no fue cuando y como yo quise. Decido activamente no dejar que mi tiempo se me vaya deseando que las cosas pasen sino comenzar a moverme, aunque sea a pasitos de hormiga diminuta, a hacer las cosas pasar.


Glori

foto autora

San Vito, 2020